Ya sea con fruta del supermercado o con fruta muy aromática del jardín, hacer mermelada es una forma estupenda de deshacerse de grandes cantidades de fruta y de abastecerse del sabor de las fresas, las frambuesas, las peras, los melocotones o los higos cuando se acaba la temporada. Siempre es un placer ponerlo en tortitas para merendar, en una tostada por la mañana o con un yogur natural en cualquier momento del día. Sin embargo, antes de poder disfrutar de la mermelada de ruibarbo o de cereza, hay que prepararla. Y la etapa de cocción, aunque se hace agradable por el dulce olor de la fruta, puede ser tediosa. Aunque esterilizar los tarros y preparar la fruta para la cocción es bastante fácil, la cosa se complica rápidamente. Para que tu mermelada casera sea un éxito, descubre algunos consejos de abuela que debes conocer.
Mejor y más fácil textura de la mermelada
Cuando se es nuevo en el arte de hacer mermelada, a veces se pueden tener problemas con la textura. La mermelada puede ser demasiado espesa o demasiado líquida. En el primer caso, se puede salvar fácilmente la mermelada añadiendo un poco de agua (5 cl para 300 g de mermelada). Sin embargo, si la mermelada es demasiado líquida, por lo general habrá que cocinarla un poco más. También puede considerar añadir unas gotas de zumo de limón, membrillo, trozos de manzana o zumo de manzana para añadir pectina. Con unos minutos más de cocción y este truco natural, su jalea, mermelada o confitura tendrá más cuerpo.
Nota: El limón mejorará la vida útil de la mermelada y realzará el sabor y el color de las otras frutas. Es bueno para todo.
Evitar que la mermelada se vuelva demasiado ácida sin añadir azúcar
Con la mermelada de albaricoque, de fresa o de ciruela, a veces hay cierta acidez. Aunque esto puede ser bastante agradable en una mermelada de frutas, a veces puede hacer que el sabor sea desagradable si la acidez es realmente demasiado fuerte. Para no tener que añadir más azúcar, puede considerar la posibilidad de añadir una pizca de bicarbonato de sodio por cada litro de mermelada. También puedes probar a hacer una compota de manzana bastante «seca» con o sin azúcar y añadirla a tu mermelada. A continuación, vuelve a meter la mermelada en el horno. Esto endulzará el sabor. El sabor de su mermelada de grosella será perfecto.
La prueba del plato para comprobar la cocción
Aunque se siga una receta al pie de la letra, no todo sale según lo previsto. La madurez de la fruta (demasiado o demasiado poco), la cantidad de azúcar, el tipo de azúcar, etc. Hay muchos parámetros que pueden influir en el tiempo de cocción para un horneado perfecto. Para asegurarse de que está bien, puede utilizar, por supuesto, un termómetro de azúcar: el punto de gelificación es de 104-105°C. Sin embargo, también puedes poner simplemente un poco de mermelada en un plato frío (se gelifica cuando se enfría). Inclina el plato y comprueba si se hunde. Si no fluye, puedes dejar de cocinar. Este consejo asegura que la mermelada se cocine con éxito cada vez.
Cómo hacer mermelada de colores
¿Quieres conocer el secreto de los grandes chefs y las abuelas para conseguir mermeladas de colores vivos? El truco de la mermelada de colores es sumergir los tarros en agua fría después de llenarlos. Esto crea un choque térmico que ayudará a que el color se mantenga. Incluso después de meses, su fruta seguirá teniendo un color brillante.