Cabello largo o corto, rubio, castaño, pelirrojo u oscuro, graso o seco, etc. Sea cual sea nuestra situación, el cuidado de nuestro cabello puede ser un auténtico engorro. Pronto nos damos cuenta de que, a pesar de todos los mejores productos para el cuidado del cabello que existen en el mercado, nuestro pelo puede hacer lo que quiera. Exceso de sebo, sequedad, rotura, caída del cabello, falta de brillo, etc. ¿Y si todos nuestros pequeños problemas se debieran también en parte a nuestros malos hábitos? Hay ciertas acciones que deben evitarse y que pueden causar daños a largo plazo en la fibra capilar. Para tener un cabello sano y brillante, estos son los malos hábitos que pueden provocar problemas capilares que debes dejar hoy mismo.
1) Lavar el cabello con agua caliente
El calor y especialmente el agua caliente, como el vapor de la ducha, pueden debilitar las fibras capilares y la epidermis. Mientras que el agua fría ayudará a tensar las escamas del cabello y añadirá un poco de brillo, el agua caliente eliminará todo el sebo presente de forma natural en tu melena. ¡Esto es lo que nutre y mantiene tu cabello! Como resultado, el cabello se deshidrata. El cabello se vuelve opaco y menos suave. Si la idea de una ducha fría no te atrae, al menos evita el agua caliente y termina con un chorro de agua fría para conseguir un pelo brillante.
2) Atarse el pelo todo el tiempo o demasiado apretado
¿Eres fan de la coleta apretada, al estilo de Bella Hadid? ¿No pasa un día sin que te recojas el pelo en una coleta o un moño? Por desgracia, los peinados que tensan la cabeza tienden a favorecer la rotura y la caída del cabello (incluso la calvicie). Esta tensión constante no es agradable para el cuero cabelludo y causa fricción. Así que dale un respiro a tu melena alternando entre el pelo atado y desatado. En resumen, varía tus peinados a diario.
Recuerda también que debes elegir bien tus herramientas. Evita los elásticos de látex (que arrancan el pelo), pero también los clips metálicos y las horquillas. En su lugar, utiliza coleteros y elásticos suaves sin pinzas metálicas ni elásticos de plástico.
3) Dormir con el pelo suelto puede dejarlo dañado
Dejar el pelo suelto puede provocar roces. Esto dejará tu cabello quebradizo y débil por la mañana, además de enredado. Tampoco apuestes por un peinado tirante. Al caer la noche, primero desenreda bien tu cabello. A continuación, hazte un peinado suelto, como una trenza, un moño rápido o unas trenzas. También puedes optar por utilizar una kardoune o una gorra de noche. Una última idea: cambiar la funda de almohada de algodón por una de seda. Esto reducirá la fricción y dejará tu cabello más suave y brillante.
4) No te lavas el pelo tan a menudo como deberías
Este es probablemente el punto más complicado, ya que variará de una persona a otra. Sin embargo, ten en cuenta que un lavado excesivo en cualquiera de los dos sentidos puede arruinar absolutamente tu cabello y dejarlo cada vez más dañado. Si te lavas el pelo con demasiada frecuencia, o incluso todos los días, tu pelo estará seco y sin brillo, falto de su aceite protector. Y si no te lavas el pelo con la suficiente frecuencia, la suciedad, la contaminación, el aceite y el polvo se acumulan. Esto sofoca el cuero cabelludo y puede provocar la caída del cabello. En caso de duda, busque asesoramiento profesional.
5) Dormir con el pelo mojado
El pelo mojado es mucho más frágil y elástico. Bajo la acción del agua, las escamas de queratina que protegen el cabello se levantan. Esto debilita su barrera protectora y hace que la fibra capilar sea porosa y más sensible a las agresiones externas. Además, dormir con el pelo mojado significa que a lo largo de la noche se rozará con la almohada con más fuerza que cuando está seco. Esta es la mejor manera de terminar con el cabello dañado. Este mal hábito conduce a la rotura y a las puntas abiertas. También puede acabar con picos, enredos y pelo aplastado en algunas partes. El cabello también puede ser más difícil de peinar.
Además, la humedad es muy favorable para los ácaros del polvo y las bacterias que proliferan en la ropa de cama. Esto puede provocar problemas como hongos, eczemas y caspa. Los tramos húmedos en contacto con el aire frío también pueden provocar rigidez, dolores de cabeza o escalofríos.